Es bien dicho que recordar es volver a vivir, sin embargo mi memoria de lo ya vivido es de muy corto plazo así que decidí documentar en estas líneas, y durante 6 semanas, mis principales acontecimientos durante mi estadía en Río de Janeiro.

El 10 de marzo llegué a Río de Janeiro. Era el inicio de una aventura, una tortuosa pero gratificante aventura. Taca Perú, vuelo directo desde Lima, 4:40 am. El día había comenzado sin siquiera haberse asomado el sol. Pasar migraciones, Aduanas, llegar a la casa donde me alojaría y luego directo a clases. Fue una mala decisión ya que no había siquiera dormido en el avión gracias al llanto de un bebe a lo largo de casi todo el viaje, además de la diferencia horaria (aquí en Río de Janeiro son dos horas más que en Lima).

No obstante, eso fue la punta del iceberg...

Para tod@ aquel(la) que desee venir a Río de Janeiro a estudiar, le sugiero que realice todo trámite con la mayor anticipación posible. Lamentablemente el tiempo que la universidad me otorgó no fue el necesario pero supe manejarlo hasta cierto punto.  Inscripción en la policía federal y apertura de una cuenta bancaria son trámites indispensables e inseparables de más de un dolor de cabeza.  

Además de ello, no es fácil acostumbrarse a una casa que no es tu hogar, a un idioma que no es el tuyo, a un sistema (que para bien o para mal) funciona de una manera muy distinta a lo que uno ya está acostumbrado. Marzo del 2014 fue tal vez uno de los meses más difíciles que me haya tocado vivir, no lo sé, tal vez el hecho de estar solo hizo más crítica la situación pero lo importante es que fue superado pues no existe mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista.